10 de enero de 2010

Jerjes conquista el mar


A través de la antología Perturbaciones (de la que no he comentado nada por aquí pero no porque no lo mereciera), me ha picado la curiosiodad sobre un buen grupo de autores actualísimos que no conocía. Entre ellos Óscar Esquivias, del que SS.MM. los Reyes Magos de Oriente han tenido a bien regalarme su primera novela.

Empecemos por situarnos: cuando Óscar Esquivias escribió esta novela tenía treinta años, es decir, que ya voy tarde. La edición de 2009 tiene correcciones de estilo que no sé en cuánto habrán pulido esta novela (y cuánto me permiten consolarme), pero el resultado final es exquisito. Confiesa el autor que "no quería que tuviera ninguna frase innecesaria, me gustaba imaginarla como un edificio de cristal que se desmoronaría si se le arrancaba una sola palabra". Aspiración a construir la Sainte Chapelle; no es poca cosa y es una meta muy bien elegida. Tras las correcciones el autor se siente más cerca de alcanzar ese objetivo. Y yo, conociendo sólo el resultado final, también creo que debe sentirse así de vencedor: es un castillo de naipes en el que se ejecuta la nunca más cierta sentencia "menos es más".

Un chico especial (quizá sólo infrecuente) en circunstancias cotidianas que se giran en un caleidoscopio que las convierte en extraordinarias. Madrid vestido de sencillez. Lo cotidiano sublimado por la alegría de vivir.

Una familia, un trabajo, travesuras, personajes que lanzan puentes desde sus respectivas soledades. Vida.

Una novela que se lee rápido pero que se digiere despacio. Una deliciosa lectura, que, como siempre por estos lares, os recomiendo encarecidamente.

2 comentarios:

Esther dijo...

La leeré, aunque tendrá que ser muy bueno para superar a tu libro (cada vez que lo leo me enamoró más, ¡quiero qué me lo regalen ya!)

Rosita Fraguel dijo...

Chica, ¿qué puedo decir? ¡Me has alegrado el día! :)